La idea de proteger el hogar y a sus integrantes ha estado en la cabeza de todos desde los inicios de la historia. Sin embargo, recientemente una tendencia que solo se veía ocasionalmente parece ser un tema obligatorio a considerar: los acuerdos prenupciales.
Y no, no estamos hablando de una herramienta de escape y disolución de matrimonios, como muchos prefieren verlos. Nos referimos a ese plan prestablecido que permite cuidar a los miembros de la familia bajo diferentes situaciones de separación.
Podemos afirmar esto pues los acuerdos prenupciales incluyen detalles de herencia y protección tanto a hijos como a nietos, situación que en el siglo pasado era muy diferente y dejaba a estos últimos a la deriva, así como también a muchos excónyuges.
¿En qué me benefician?
En lugar de arriesgarse a un juicio o situaciones incómodas y posibles acuerdos de división de bienes que sean injustos, un acuerdo prenupcial establece claramente los derechos de cada cónyuge e integrante del hogar previo a la formación de este vínculo y con la aprobación de ambos.
En caso de que alguno de los cónyuges tenga más bienes, responsabilidades o deudas que el otro, en lugar de distribuir indiscriminadamente un acuerdo permite que cada uno tome la responsabilidad de sus deudas y solo se reciban las compensaciones justas en caso de finalizar el matrimonio, incluso las cuotas de manutención y protección a personas mayores
Si bien el establecer este tipo de contratos suele generar desconfianza en algunos y obligaciones en lo que negocios y herencias se refiere, el contar con ellos es lo más sabio pues quienes dejan al azar esta opción suelen pasar por muchos dolores de cabeza.
Puedes consultar a un profesional si tienes dudas al respecto, verás que nunca está de más considerar otras opciones en caso de que el resultado luego de unos años no sea el esperado.